Alimenta tus articulaciones, ayuda a protegerlas

Nuestro cuerpo tiene casi cuatrocientas articulaciones. Su buena salud es esencial para todo el movimiento y la movilidad del cuerpo en el día a día, ya que son las “bisagras” entre dos huesos.
Son muchos los factores que contribuyen a su deterioro y pueden provocar daños irreversibles. Sin embargo, los problemas articulares no son inevitables. La aparición y los efectos de los trastornos articulares pueden limitarse adoptando un estilo de vida saludable y siguiendo los consejos nutricionales a diario.

1. La composición de una articulación

El siguiente diagrama muestra la complejidad de una articulación. No sólo se compone de dos cabezas óseas, tendones o ligamentos articulares que unen los huesos, sino también de una cápsula articular. Sin este conjunto de tejidos orgánicos, no sería posible ningún movimiento fluido porque los huesos estarían en contacto directo entre sí.
La cápsula articular confiere a la articulación su estabilidad. Su cara interna está cubierta por una membrana llamada sinovial porque produce el líquido homónimo. Gracias a este componente viscoso, los huesos se deslizan libremente y la articulación tiene una gran capacidad de amortiguación.
La cápsula articular también protege el cartílago que cubre las cabezas de los huesos.
La composición del cartílago dice bastante sobre su función. Se caracteriza por un armazón flexible y resistente formado por varios componentes: fibras de colágeno para la fuerza y la solidez, ácido hialurónico para la elasticidad, proteoglicanos (glucosamina y condroitina) que pueden compararse con depósitos de agua para la absorción de impactos. De hecho, el cartílago está compuesto principalmente por agua (entre el 70 y el 80%).
La renovación del cartílago es posible gracias a los condrocitos, células especializadas en la producción de colágeno y condroitina.

Al carecer de vasos sanguíneos, el cartílago es “alimentado” y lubricado por el líquido sinovial, un líquido viscoso que permite que los huesos se deslicen sin trabas y facilita así la movilidad, al tiempo que confiere a la articulación una gran capacidad de amortiguación.

2. ¿Es correcta la idea de que “artrosis = envejecimiento”?

No, la artrosis puede aparecer a cualquier edad. Las causas son múltiples: acumulación de microtraumatismos, sobrecarga física, exceso de peso, genética, alimentación.
Puede producirse tras un traumatismo importante, sea cual sea la edad. Sin embargo, sólo el 3% de la población menor de 45 años está afectada, el 65% después de los 65 años y el 80% por encima de los 80.

3.¿Qué pasa con el género?

En términos de articulaciones, las mujeres no son iguales a los hombres. A partir de los 50 años, la artrosis es más frecuente en las mujeres que en los hombres. La causa es el estrógeno.
Los condrocitos tienen receptores de estrógeno. Su estimulación provoca la síntesis de factores de crecimiento. Después de la menopausia, se produce un descenso de los estrógenos y, por tanto, una disminución de la síntesis de estos factores de crecimiento y de la fragilidad ósea.

4. Articulaciones “sensibles a la intemperie”, ¿mito o realidad?

Se suele decir que la lluvia hace resurgir las molestias articulares. La Academia de Medicina no ha confirmado la relación entre las variaciones de la presión atmosférica y el aumento de las molestias. Parece que este vínculo hay que buscarlo más bien en el lado del sedentarismo: con el mal tiempo, la gente no sale y tiende a inmovilizarse, lo que favorece el malestar. ¡Viva el movimiento!
Por otro lado, es cierto que el reumatismo en el sentido más amplio de la palabra puede mejorar con el calor de una bolsa de agua caliente o un secador de pelo.
¿SABIAS QUÉ?
El reumatismo inflamatorio suele darse en adultos jóvenes y puede afectar incluso a los niños (artritis juvenil y espondilitis anquilosante).Entre los deportistas de alto nivel, el riesgo de artrosis de rodilla y cadera es superior al 85%. Los más expuestos son los futbolistas, los jugadores de balonmano y los de hockey.

¿Rigidez, desbloqueo más lento por la mañana? Yo cuido mis articulaciones

Actuando sobre el estilo de vida

Dejar de fumar: es un desencadenante potencial del reumatismo inflamatorio a través de mecanismos de estrés oxidativo.

Reducir el exceso de peso: el sobrepeso supone una carga para las articulaciones, especialmente la rodilla. Perder 500 g equivale a quitar 2 kg de las articulaciones con cada paso. Así, perder al menos un 5% del peso corporal ayuda a frenar la degeneración del cartílago.

Limito el estrés: el estrés repetido, como es bien sabido, favorece la tensión muscular y, por tanto, la propensión al reumatismo.

Hago ejercicio, pero no demasiado: la actividad física regular ayuda a mantener la flexibilidad de las articulaciones. Pero demasiado es malo para ti. El deporte intensivo somete a los ligamentos y las articulaciones a una tensión excesiva, con microtraumatismos repetidos y tensiones mecánicas que contribuyen al desgaste del cartílago.

Practica con sensatez y diversifica tus actividades para no utilizar siempre las mismas articulaciones. Recuerda también no descuidar los estiramientos. Suave para las articulaciones: ciclismo y natación. Más agresivos, sobre todo en terrenos duros, con poca amortiguación: carrera, tenis y squash.

Eligiendo un plato para “alimentar “ las articulaciones

  • En el menú, verduras y frutas ricas en minerales basificantes. Un exceso de ácidos ligado al consumo excesivo de carne, azúcares refinados, sal… ataca los tejidos y puede provocar un “saqueo” de minerales desacidificantes esenciales para la salud osteo-articular.
    Las articulaciones sensibles pueden ser un signo de ello.
  • También es interesante elegir polifenoles y otras moléculas con propiedades antioxidantes: condimento (¡todas las especias combaten el estrés oxidativo!), multiplicar los colores en mi plato.
  • Los omega-3 de los pequeños pescados salvajes o los aceites de colza y nuez.
  • Beber (agua, té verde, infusiones), el cartílago es 75% agua, ¡piensa en ello!
  • Reducir las temperaturas de cocción: a altas temperaturas se forman “proteínas glicadas”, sustancias que desencadenan un aumento de las moléculas inflamatorias, muy agresivas para las articulaciones.
  • Los alimentos fritos, asados o a la parrilla los contienen y, por tanto, deben limitarse.

Utilizar la micronutrición y las plantas beneficiosas

Condroprotectores
Ciertas sustancias tomadas como suplementos tienen el llamado efecto condroprotector, ya que aportan nutrientes que favorecen la síntesis de los compuestos del cartílago e inhiben su degradación . Aunque estas sustancias no curan la artrosis, pueden ralentizar la progresión de la enfermedad. Entre los condroprotectores más conocidos:
Sulfato de glucosamina: La glucosamina es producida naturalmente en nuestro cuerpo por los condrocitos. Al incorporarse al cartílago, frena su degradación y estimula la producción de matriz. El sulfato de glucosamina parece mejorar la acción lubricante del líquido sinovial y reducir los síntomas articulares.
Sulfato de condroitina: Al igual que la glucosamina, la condroitina es fabricada por el cuerpo.
El efecto de la glucosamina y la condroitina no es inmediato, sino que generalmente aparece después de 3 meses de suplementación.
Ácido hialurónico: presente de forma natural en la articulación, el ácido hialurónico es un constituyente del líquido sinovial, mejora su viscosidad y, por tanto, la lubricación de la articulación.
Colágeno: La adición de colágeno estimula la regeneración del tejido cartilaginoso al aumentar la síntesis de sus compuestos.
¿SABIAS QUE?
Carcasas de pollo, vacuno o cerdo, cartílago de tiburón, marisco… ¡Cuidado con el origen de estas materias primas!
Dar preferencia a los ingredientes de origen marino derivados de los coproductos de la pesca (residuos de piel y huesos de pescado) o de origen vegetal (obtenidos por fermentación, por ejemplo).
El MSM (metil-sulfonil-metano), presente de forma natural en muchos alimentos (leche, marisco, chocolate, café), es una fuente de azufre. Presente en altas concentraciones en las articulaciones, el azufre se utiliza en la síntesis de los componentes del cartílago.
Silicio: Aunque es uno de los principales minerales del cuerpo humano, se encuentra sobre todo en el tejido conectivo (piel, cartílagos, huesos). Interviene especialmente en la síntesis de colágeno en el cartílago.
Vitamina C: Sin la vitamina C, nuestro cuerpo es incapaz de sintetizar el colágeno en las articulaciones. La vitamina C, un potente antioxidante, atrapa los radicales libres y protege así a los condrocitos del estrés oxidativo.

Las plantas

Cola de caballo


La cola de caballo es especialmente rica en flavonoides antioxidantes y en minerales, especialmente en sílice, que favorecen la remineralización y la renovación del cartílago.

Harpagophytum


También conocido como “garra del diablo”, el harpafogito ha sido utilizado durante siglos por los pueblos africanos para calmar la inflamación y el dolor de las articulaciones.

Ortiga


Contiene naturalmente silicio. La ortiga se utiliza desde hace mucho tiempo por sus múltiples beneficios entre ellos sobre huesos y articulaciones . También ayuda a eliminar las toxinas que pueden “obstruir” las articulaciones.

Bambú


Los tallos de bambú tienen un contenido excepcional de sílice, un componente del hueso y del cartílago, por lo que mejoran la resistencia del tejido conectivo y ayudan a prevenir la degeneración del cartílago.

Cúrcuma

Las virtudes de la cúrcuma provienen de su riqueza en polifenoles, entre ellos la curcumina.
Consulta con tu tu médico, terapeuta o profesional de la salud
Natacha Calmels, bióloga, redactora científica

ERGYCOX

Protege tus articulaciones

ERGYCOX interviene en el bienestar de huesos y articulaciones gracias a la asociación original de extractos de plantas:

  • Harpagofito.
  • Té verde.
  • Matricaria camomilla.
  • Cúrcuma longa.
  • Boswellia.
  • Sauce blanco.

Más información

ERGYFLEX

Un Tejido Conectivo sano y flexible
ERGYFLEX contiene una sinergia exclusiva de componentes:

  • Glicina, lisina, MSM, cúrcuma y oligoelementos zinc y manganeso.
  • Colágeno, glucosamina, condroitina y ácido hialurónico que son componentes de los cartílagos y de la piel.
  • Vitamina C, contribuye a la formación del colágeno.
  • Manganeso, que participa en la formación normal de los tejidos conjuntivos.

(C) Artículo elaborado por el Departamento técnico de Nutergia Laboratorio

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