La deficiencia de vitamina D es una epidemia en aumento en todo el mundo y contribuye a muchas enfermedades crónicas debilitantes. Hay varias razones que explican esta tendencia, pero es especialmente debido a las recomendaciones “alarmantes” de algunos médicos y asociaciones de evitar la exposición al sol. Por otro lado, el uso de protectores solares, también dificulta la habilidad natural del cuerpo de producir la vitamina D, ya que bloque la radiación UVB que la piel necesita para producirla.
En promedio, el nivel de vitamina D es de solo 15 a 18 ng/ml, que es un valor insuficiente, y se cree que casi un 90% de la población está entre esos niveles.
Los valores referidos como válidos siendo medias de los obtenidos en medidas de población sana son:
- Valor óptimo: superior a 75 nmol/l (30 ng/ml).
- Valor inadecuado: de 50 a 75 nmol/l (20–30 ng/ml).
- Valor insuficiente: de 25 a 50 nmol/l (10–20 ng/ml).
- Valor deficiente: inferior a 25 nmol/l (10 ng/ml).
La deficiencia de vitamina D es una epidemia en los adultos de todas las edades que tienen una mayor pigmentación de la piel, tales como aquellos cuyos ancestros provienen de África, Medio Oriente o la India, quienes siempre usan protector solar o quienes limitan sus actividades en exteriores.
Los afroamericanos y otras personas con piel oscura y lo que viven en latitudes norte producen significativamente menos vitamina D que otros grupos.
60% de los pacientes con diabetes tipo 2 tienen deficiencia de vitamina D.
Los estudios muestran niveles muy bajos de vitamina D especialmente entre niños, ancianos y mujeres.
En invierno, cuando la exposición solar esta a su nivel más bajo, es la época del año cuando debemos preocuparnos más por la cantidad de vitamina D que se está recibiendo, ya que los niveles pueden caer hasta en un 50%. De la misma forma, si en verano pasamos la mayor parte del tiempo en un espacio interior, lejos del sol, o si sale a la calle con protector solar, también podemos vernos afectados en los meses de verano.
La vitamina D es en realidad una “prohormona”, que su cuerpo produce a partir del colesterol. Debido a que es una prohormona, la vitamina D influye en todo el cuerpo –los receptores que responden a la vitamina se han encontrado en casi todo tipo de células, desde su cerebro hasta sus huesos.
Así que lo que la ciencia moderna ha descubierto es que la vitamina D además de ayudar en la absorción de calcio y a la formación de huesos, también está implicada en la reparación múltiple y mantenimiento de funciones, afectando a miles de diferentes genes, regulando su sistema inmunológico, y mucho, mucho más.
Solo un ejemplo; existe un importante gen que regula la vitamina D imprescindible para combatir infecciones, al igual que la inflamación crónica. Produce más de 200 péptidos anti microbianos, el más importante es la catelicidina, un antibiótico natural de amplio espectro.
Esta es una de las explicaciones de por qué es tan eficaz contra refriados y gripe.
Además, ya que la vitamina D modula (balancea) nuestra respuesta inmune, puede prevenir una sobre reacción en forma de inflamación, lo cual puede llevar a una gran variedad de enfermedades autoinmunes, como la enfermedad de Crohn’s.
Cuando se tienen en cuenta el hecho de que tenemos unos 25,000 genes en el cuerpo, y la vitamina D ha demostrado influir en casi 3,000 de ellos, podrás entender fácilmente el impacto que tiene en tu salud.
Incluso, como se muestra a continuación, se ha vinculado la insuficiencia de Vitamina D con el declive cognitivo común en casos de Alzheimer como de demencia.
Empieza desde hoy tomando 5 gotas de ERGYD en el desayuno (recuerda siempre consultar con tu profesional de salud para que te dé la dosis de consumo individualizada, ideal en tu caso específico). Al ser un aceite puedes incluso poner las gotas encima de tu tostada de pan de espelta ecológico o mezclarlas en tu kéfir de cabra o en tu leche vegetal de preferencia.
Y como plato rico en vitamina D, ¿qué te parece prepararte hoy salmón (Salvaje de preferencia) al horno con setas y champiñones?
Recomendaciones de Nutergia
– ERGYD: Vitamina D3 de origen natural
ANEXO: ESTUDIO QUE VINCULA LA VITAMINA D CON LA SALUD COGNITIVA
The results reinforce the importance of identifying vitamin D insufficiency among the elderly. Here, low vitamin D levels were associated with significantly faster rates of decline in memory and executive function performance.
This study included approximately 400 men and women participating in research at the Alzheimer’s Disease Center in Sacramento, Calif. The participants had a mean age of 76 and were either cognitively normal, had mild cognitive impairment, or had dementia.
At the start of the study, the participants’ serum vitamin D levels were measured and the results showed that vitamin D deficiency and insufficiency were prevalent among all participants. Twenty-six percent were found to be deficient while thirty-five percent were insufficient.
At the 5 year follow-up, vitamin D deficient participants experienced cognitive decline at rates 2-3 times faster than those with sufficient vitamin D levels. The researchers expected to see cognitive decline in individuals with low vitamin D status; however, they did not expect how profoundly vitamin D impacts cognition.
There is enough evidence to recommend that health care providers should discuss daily vitamin D supplementation with their elderly patients.
Vitamin D deficiency is a common problem that is associated with many health consequences, yet this deficiency could easily be addressed. Sun exposure is the ideal source of vitamin D, but for most of us, sunlight itself is not enough; our bodies require us to obtain vitamin D from other sources. Some racial and ethnic groups are at greater risk of low vitamin D because the higher concentration of melanin that makes their skin darker also inhibits vitamin D synthesis. Many people avoid the sun or cover up with protective clothing due to the dangers of overexposure. In addition, most of us spend a great deal of time inside under fluorescent lights and away from natural light. Also, depending on the particular time of year and what latitude you live at, you may not be able to get adequate vitamin D from the sun. In some locations this can be most of the year.
Reference: Charles DeCarli, MD et al. Vitamin D Status and Rates of Cognitive Decline in a Multiethnic Cohort of Older Adults. JAMA Neurology, September 2015 DOI: 10.1001/jamaneurol.2015.2115
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