El zinc es el arma preventiva más eficaz frente a los virus
Tras estudiar durante más de 20 años el papel y las bondades del zinc, Claude Lagarde, Doctor en Farmacia, Biólogo Médico y fundador de Laboratorio NUTERGIA, se sorprende mucho de que desde los inicios de la crisis que atravesamos, ningún especialista médico hable acerca del zinc, cuando se sabe que juega un papel protector muy importante y que contribuye a potenciar nuestras defensas inmunitarias. Según él, la carencia en zinc es la causa de las complicaciones que se observan actualmente en pacientes infectados. Las personas que no tienen carencias tendrían por tanto pocos riesgos de desarrollar una forma severa de la enfermedad relacionada con el coronavirus.
Cabe recordar que la presencia de zinc en las células bloquea la replicación viral. El zinc es por tanto un mineral antivírico muy importante. Para confirmarlo, Claude Lagarde ha realizado un estudio bibliográfico que pone en evidencia el papel que juega el zinc sobre nuestras defensas inmunitarias. Le hemos entrevistado para tener más información sobre lo que califica de « plan de prevención de interés público » y porqué recomienda aumentar el zinc en nuestra alimentación en este periodo pandémico.
¿Por qué se sorprende de que desde el inicio de la pandemia nadie hable del zinc?
«Estoy muy sorprendido de ver que tantos especialistas médicos altamente cualificados no hayan mencionado este tema. Según recientes estadísticas, en Europa, la población afectada por la epidemia se compone en un 95% de personas que presentan al menos uno de los factores de comorbilidad siguientes: obesidad, diabetes, hipertensión, problemas cardiovasculares, etc. En todas esas situaciones, hay un elevado riesgo de carencia en zinc. Además, se demostró que un 50% de las personas mayores que viven en geriátricos tienen carencias en zinc, siendo principalmente esta población carenciada la que se ve muy afectada por el virus. Pero ningún especialista habla a día de hoy de medir el zinc en la sangre como método preventivo en el diagnóstico de las personas con mayor riesgo, cuando se conocen los efectos positivos de un aporte de zinc desde hace más de 50 años. Es aún más sorprendente, cuando se sabe que un periodo ansiogénico, el stress tiene como consecuencia la pérdida del zinc a través de la orina, lo que empeora el problema.»
¿Por qué el zinc juega un papel esencial en la inmunidad?
«El zinc juega un papel fundamental en el organismo a nivel de todos los grandes metabolismos e interviene en múltiples reacciones biológicas (inmunidad, crecimiento, síntesis de la insulina, etc.). Interviene por ejemplo en la función de la timulina, hormona del timo, fundamental para la función inmune. Nuestro organismo no necesita mucho zinc, pero al existir numerosas interferencias alimentarias, su presencia en concentraciones óptimas no se garantiza. No tenemos reservas importantes de zinc; un aporte alimentario regular es por tanto muy importante. Una carencia en zinc afecta doblemente nuestra inmunidad, ya que interviene en la inmunidad innata así como en la inmunidad adquirida. Es un proceso claro en las formas graves de coronavirus.»
¿Se sabe hasta qué punto la carencia en zinc afecta a la población?
«Afecta hasta un cuarto de la población de los países occidentales, bajo forma de carencia mayor o subcarencia asintomática. Por ejemplo, sabemos que como indiqué antes, un 50% de las personas mayores que viven en geriátricos tienen carencias en zinc. Los fumadores suelen tener carencias en zinc, ya que el cadmio del humo interactúa y bloquea el zinc. Ello podría explicar algunos casos de enfermos en la población joven.
Estoy convencido de que la mayoría de los actuales enfermos tienen carencias en zinc. Debemos de mejorar y ser más eficaces en cuanto a la prevención, teniendo en cuenta este dato.»
Una carencia en zinc se traduce por ciertos signos característicos del Covid-19. ¿Se pueden realmente relacionar estos dos hechos?
«En las carencias importantes en zinc, uno de los signos observado de manera muy frecuente es la pérdida del olfato y del sabor. Ahora bien, ocurre lo mismo en numerosos pacientes actuales, hecho comentado en todas las cadenas de televisión y radio. Esos pacientes experimentan un sobreconsumo de su tasa de zinc, con el fin de luchar contra la infección. Este fenómeno sería aún más precoz y más grave para la mayoría de los diabéticos, hipertensos, cardíacos, fumadores, personas con sobrepeso o sometidas a tratamientos importantes. Es por tanto probable que una sobredemanda inmunitaria genere mayores carencias en zinc».
Hoy en día la epidemia afecta de pleno a las poblaciones débiles. ¿Qué relación hay entre su sistema inmunitario y el papel del zinc?
«Un cierto número de estudios puso en evidencia los efectos de la suplementación en zinc sobre la inmunidad antivírica. El zinc funciona como un regulador de las defensas inmunitarias gracias a su disponibilidad en el organismo. La subcarencia en zinc afecta a todas las células implicadas en la inmunidad como hemos comentado anteriormente, y una carencia importante aumenta de manera aún más rápida la inflamación, lo que se ve en casos clínicos graves.»
¿Era evitable la magnitud de esta pandemia?
«Para no llegar a la fase actual, hubieran sido necesarias muchas más pruebas serológicas para aislar directamente los potenciales enfermos. Pienso que sería importante completar estas pruebas con analíticas de sangre para conocer las carencias en zinc de los potenciales enfermos. Esta población representa entre un 5 y un 10% del total de la población global que puede ser contaminada con complicaciones. Por otra parte, para tranquilizar y proteger al personal sanitario, sería conveniente testar sus tasas de zinc. Estoy convencido de que la gran mayoría de las personas que tienen unas tasas normales de zinc no sufrirán formas graves de la enfermedad. El zinc es el arma de prevención más eficaz frente al coronavirus».
Usted relaciona también el papel del zinc con los resultados obtenidos por el tratamiento a base de cloroquina del Profesor Raoult.
«A través de los resultados del Profesor Raoult, constatamos que la cloroquina tendría una acción eficaz. Se demostró que este medicamento hace entrar al zinc en nuestras células. Y se sabe que el zinc bloquea la reproducción vírica mediante un proceso específico. Este bloqueo específico de la replicación vírica no se puede obtener con otros estimulantes de la inmunidad, como las vitaminas C y D, que por otra parte son muy interesantes. Podemos por tanto suponer que la cloroquina no puede actuar plenamente en las personas carenciadas en zinc, o cuya tasa de zinc ha bajado debido a un sobreconsumo por parte del sistema inmunitario. Creo por tanto que desde el inicio, convendría suplementar en zinc a las personas con riesgo, el personal sanitario, los hospitales, los geriátricos etc…»
¿No es demasiado tarde a la vista del avance de la pandemia?
«!Nunca es tarde! Con suficiente zinc podemos bajar y parar la multiplicación de este virus muy contagioso, y favorecer la inmunidad colectiva. Por ello, es urgente medir la tasa de zinc en la sangre y suplementar a las personas que presentan riesgo, así como al personal sanitario.”
¿Bajo qué forma recomienda su toma?
«Quiero hablar aquí únicamente de una medida esencial de prevención. El zinc se encuentra en numerosos alimentos, como el pescado o la carne roja. Su absorción no siempre es la idónea, según el régimen alimentario de cada uno, y es por ello que conviene utilizar una suplementación. Para asegurar una buena absorción, no conviene asociarlo con cereales o leguminosas ricas en fitatos, y evitar el consumo de productos en latas de conservas. Los veganos suelen tener carencias en zinc. Como suplementación preventiva, pienso que no hace falta más de 10 mg al día, eso sí, todos los días, ya que no se almacena en el organismo. 10 mg corresponden al 100 % de la CDR (Cantidad Diaria Recomendada). Con 10 mg de zinc aportamos cada día 1 millón de átomos de zinc por cada célula. Cuando se detectan los primeros signos clínicos, se puede duplicar esta dosis. No debemos de olvidarnos del riesgo de pérdida excesiva de zinc, en particular en caso de stress o de regímenes acidificantes. La calidad de la mucosa intestinal es también un factor clave en la buena absorción del zinc. Se puede encontrar zinc en farmacias y en los hospitales.»
¿Cuál es su último consejo antes de terminar la entrevista?
«Recomiendo que cada uno cuide su aporte de zinc diario para que sea suficiente, cuidar la calidad y el equilibrio de su alimentación sin exceso de azúcares que contribuyen a un mayor uso del zinc por el organismo, sin olvidar las vitaminas y plantas que estimulan la inmunidad, y sobre todo instaurar analíticas de zinc en la sangre para las personas con riesgo y el personal sanitario.»